Hugo Bressano, otro personaje de "El Innombrable"
El líder trotskista argentino Hugo Bressano Capacete, llamado Nahuel Moreno, es otro de los personajes de El Innombrable. De 1976 a 1982 se exilió en Bogotá y desde allí impulsó una internacional trotskista, apoyó la naciente revolución sandinista de Nicaragua y, muy probablemente, participó en el Paro Cívico Nacional de 1977. En la ciudad colombiana colaboró en la conformación del Partido Socialista de los Trabajadores de Colombia y escribió algunos de sus trabajos de reflexión teórica en torno al trotskismo. Desde allí, también fortaleció la Revista América, que fue su órgano de difusión de ideas socialistas.
Hugo Bressano Capacete (Alberdi, Pcia. de Buenos Aires, 1924-Buenos Aires, 1987) es, junto con Teodoro Gutiérrez Calderón, otro de los personajes históricos presentes en El Innombrable (2021). Su relación con Margarita Castro, el personaje principal de la novela, sus diferencias doctrinales con ella en torno a la acción revolucionaria, la lucha armada, el papel de las guerrillas en América Latina y la manera de enfrentar la represión del Estado permiten reconstruir el contexto ideológico del Paro Cívico Nacional de Colombia de 1977 y su importancia histórica. El sobrenombre Nahuel Moreno (por nahuel, tigre, en mapuche, y Moreno, por el color de pelo) y sus demás alias —Miguel Capa, Darioush Karim— fueron una fuente de inspiración para la novela. Comunista, troskista, pero también demócrata y legalista, Moreno se hizo personaje literario. Sus distintas facetas así como sus peculiares métodos para ganarse la vida resultaron muy atractivos para esta literatura comprometida.
Así se presenta Hugo Bressano Capacete en El Innombrable:
“Hugo Miguel Bressano Capacete, alias Nahuel Moreno, es un líder comunista. Tiene un semanario, la Revista de América, desde donde impulsa el trotskismo de tendencia bolchevique. Algunos compatriotas suyos, también exiliados, lo apoyan en esta empresa. Orsini, periodista, ex guerrillero del Ejército Revolucionario del Pueblo, el ERP, es uno de ellos. Gracias a estos militantes se está consolidando el Partido Socialista de los Trabajadores, PST, en Colombia. Huyendo de la dictadura de Videla y de la triple A, Bressano Capacete ayuda, además, a organizar la brigada Simón Bolívar para luchar junto al pueblo nicaragüense contra la dictadura de Anastasio Somoza. Luego de apoyar procesos en Colombia, explica, quiere ir a luchar al país centroamericano. Su contextura le permite aguantar hambre y no se hace ningún problema con eso. Además del apoyo de Ómar Uribe Redondo, su mujer le ayuda a sostenerse desde Buenos Aires, pues el día a día se lo arregla. El hambre siempre lo persigue, pero él va más rápido, dice, y hoy, con una copa de aguardiente le basta. Su mirada sintetiza la dulzura de sus ideales y la determinación guerrera de su posición política. Será por eso que le dicen El Tigre. Vive en un apartamento prestado, una cueva cerca del Ministerio de Defensa” (232-233).
El líder argentino leyó a Marx y Hegel, a Lenin y Trotski, pero también a George Novack, Lucien Goldmann o Jean Piaget. También, hizo parte de la Asociación Cultural Nicolás Vergara y poco después del Teatro del Pueblo que dirigía Leónidas Barletta, experiencias que dan una idea de su personalidad. Más adelante, se relacionó con el comunismo y aquí, con el grupo trotskista de Héctor Raurich, fundador de numerosas organizaciones troskistas en la Argentina. Con apenas diecisiete años ingresó al Partido Obrero de la Revolución Socialista (PORS), del que se separó hacia 1942, y en este último año hizo parte de la Liga Obrera Revolucionaria (LOR) que lideraba Liborio Justo. Con tal formación, en 1943 fundó su propia organización política, el Grupo Obrero Marxista (GOM), y un año después publicó el periódico Frente Proletario de oposición al peronismo y a su política de estatización de los sindicatos.
Con tales bases, en 1948 Moreno viaja a París como delegado del GOM al II Congreso de la IV Internacional Comunista donde su agrupación se transforma en el Partido Obrero Revolucionario (POR). Allí fue líder de una de las tres facciones del Secretariado Unido y desde este lugar impulsó las innovadoras tesis de León Trotsky respecto del comunismo.
Para Trotsky la Primera Guerra mundial había dado al traste con el orden internacional y la preeminencia de Estados Unidos en la economía mundial exigía acciones de las demás naciones. Siguiendo las teorías de Marx, y frente a una nueva organización internacional, consideraba que: “…la economía mundial se funda sobre el hecho de que la producción del mundo se reparta, en mayor o menor proporción, entre diferentes países” (62). Paradójicamente, desde su punto de vista, el proletariado mismo de la gran potencia norteamericana tendería a transformar la idea de lucha de clases global y el sentido del capital. “Cuanto más se restrinja la base material, más crecerá la lucha entre las clases y los diferentes grupos por el reparto de las rentas nacionales” (“La situación mundial”, 85). En la nueva geopolítica del siglo XX,
“La base para las luchas de liberación de las colonias está construida por las masas campesinas. Pero los campesinos en esta lucha necesitan una dirección. Esta dirección solía ser la burguesía nativa. Sin embargo, la lucha de esta última contra la dominación imperialista extranjera no puede ser ni consistente ni enérgica en la medida en que la burguesía nativa misma está íntimamente ligada al capital extranjero, y representa en gran parte un agente del capital extranjero. … Hoy, la democracia se opone, cada vez más, a todas las formas de la lucha de clases” (95).
En cuanto a insurrección y acción armada, León Trotsky afirmó: “La lucha de clases llega a decidirse a golpe de fusil, de ametralladora e incluso de revolver. Sí, la cuestión decisiva de la historia se resuelve en cierto momento, en ciertas condiciones, por la fuerza de las armas y si las armas no se dan, si no hay organización que las tome, la clase revolucionaria, incluso aunque esté preparada en todos los demás aspectos para la toma del poder, no lo toma…” (El capitalismo y sus crisis, 167-168).
Respecto al papel de Moreno en la IV Internacional, según Gabriela Liszt:
“La corriente que más influyó a Moreno era el Socialist Workers Party (SWP) de EEUU y especialmente los dirigentes Hansen y Cannon, a quienes consideraba sus maestros. De ellos reivindicaba su trabajo en el movimiento obrero. Trotsky consideraba que este partido se iba a convertir en la dirección de la IV Internacional (pero lamentablemente después de la revolución cubana cedió al castrismo)”.
De vuelta en su país, Moreno impulsó la creación de "agrupaciones sindicales de resistencia" junto al peronismo combativo y editó Palabra Obrera, un periódico critico de la Revolución Cubana. Su propósito era impulsar las ideas trotskistas en oposición al marxismo oficial. Con tal ideario, en 1962 viaja a Lima para apoyar al Frente de Izquierda Revolucionario (FIR) de Hugo Blanco. Así lo explica poco tiempo después en Bolivia:
“Hugo Blanco, en tres o cuatro meses se transforma en un líder de masas indiscutido, conocido por todo el Perú y por todo el continente, separado de sus amigos putschistas, ya que se verá obligado a emplear los métodos que veníamos preconizando sin éxito desde hace meses: desarrollar la revolución agraria, responder a las acciones armadas con otras acciones armadas […]. Esta política será explosiva, y en pocos meses capitalizará el prestigio de Hugo Blanco, que se transformará en nuestro primer líder de masas latinoamericanas…” (Moreno. La Paz, 15 de junio de 1962).
No obstante, la política y la revolución no eran los únicos objetivos del líder peruano, o por lo menos no en términos simplemente ideológicos. En 1962 Blanco asaltó el Banco de Crédito de Miraflores, en Lima, y Moreno fue acusado de ser el organizador del asalto. Por esta razón, el argentino fue detenido en Bolivia, liberado poco después, y con dificultad regresó clandestinamente a Buenos Aires, donde volvió a ser detenido por la misma causa. De vuelta en su país tuvo que enfrentar la justicia. Además: “Luego de un año de cárcel, la justicia argentina rechazó la extradición pedida por el gobierno peruano”.
En Argentina, el PORS se vincula al Frente Revolucionario Indoamericano Popular (FRIP) organizado por los hermanos Santucho, cuyo resultado será el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). En 1968 este partido se fracciona en PRT-La Verdad, liderado por Moreno y partidario de la estrategia insurreccional, y PRT-El Combatiente, liderado por Mario Roberto Santucho y partidario de la guerra de guerrillas. Poco después, en 1971, surge el Partido Socialista de los Trabajadores (PST) por la fusión de aquel PRT-LV con una de las fracciones de la izquierda de la diáspora socialista, el PSA.
Tras el golpe militar de 1976 el PST pasa a la clandestinidad y Moreno decide exiliarse en Bogotá. De lo primero da cuenta el escritor Rolo Diez en El mejor y el peor de los tiempos. Cómo destruyeron al PRT-ERP, una visión pesimista de la acción revolucionaria que tiene muchísimo que ver con la guerra sucia y el destino de las guerrillas en Colombia. De lo segundo, se puede afirmar que dentro y fuera de Argentina las cosas no eran muy distintas en esos tiempos. América Latina entera sufría un plan cóndor orquestado desde Estados Unidos al cual hace referencia también El Innombrable siguiendo la ruta de Moreno.
Nahuel Moreno y Colombia
Aunque Bressano había dudado del carácter represivo de la dictadura de Perón y de la triple AAA que perseguía y desaparecía a los militantes de izquierda en Argentina, en 1976 decide salir de su país. Si no había estado de acuerdo en pedir la libertad de los presos políticos, pues los delitos de los guerrilleros solo podrían considerarse «conexos» (según él, los consideraba así la propia guerrilla, con “funciones militares más que políticas”, 1976), en un momento dado optó por el exilio en Bogotá. Así lo explican Carmen Carrasco y Hernán Félix Cuello: “Optó, finalmente, por Colombia, pues allí había entablado contacto político con un grupo centrista –el Bloque Socialista– formado por profesores universitarios y estudiantes, de preponderante actuación en las luchas universitarias, a fines de la década de 1960”. Allí hizo todo lo posible por asimilarse a la nueva cultura: “Tratando de adaptarse a las costumbres tropicales, aprendiendo a alimentarse con arroz, papas y plátano, y, fundamentalmente, estudiando a un país cuya lucha de clases, diferente a la del Cono Sur, mezclaba viejos movimientos campesinos y populares con luchas obreras, Moreno se instaló en Bogotá” (42)
En tal sentido, Moreno consolidó un grupo familiar y político, y hasta editorial:
“A Bogotá también llegó Amelia, la compañera de Moreno, con su hija Clarita, de pocos meses. Arturo, su cuarto hijo, nació en Colombia en 1978. La familia se completó con la llegada de David y, posteriormente, de Eleonora y su esposo Aníbal, con los nietos Hernán y Sebastián. Casi todos terminaron viviendo en unos monoblocks del centro de la ciudad. En la jerga política local, esas torres se llamaban Pekín, porque habían sido habitadas por maoístas. Con la presencia de los argentinos pasaron a ser Alma Ata (lugar donde Trotsky fue confinado en 1927). Moreno trasladó a Bogotá la Editorial Pluma, fundada en Buenos Aires antes del golpe. Allí se convirtió en la mayor editora trotskista en idioma castellano.
Esas “torres Pekin” de Bogotá (las Torres Gonzalo Jiménez de Quesada), habitadas por maoístas, inspiran parte de los sucesos de El Innombrable. Allí, a la vez que los exiliados se ocupaban en conseguir algunas cosas elementales para un argentino “–la plancha para asar bifes, yerba mate, dulce de leche– Moreno y los compañeros se lanzaron a la batalla por ganar al Bloque Socialista para la Cuarta Internacional, en un país donde existía muy poca tradición trotskista.”
Poco a poco, Moreno buscó fortalecer el vínculo entre el socialismo colombiano y el trotskismo y, como se sugiere en El Innombrable, el hecho habría de tener eco en el Paro Cívico de 1977:
“Con aciertos, errores y aprendizajes, el Bloque Socialista –ayudado por algunos camaradas argentinos que se volcaron a militar en forma permanente con los colombianos– se consolidó y pudo tener una intervención relevante en el acontecimiento que dividió en dos la historia de ese país: el paro cívico nacional de 1977, primera huelga general de Colombia, con la que comenzó una situación revolucionaria. Gracias a ese gran éxito, pocos días después del paro, los compañeros del Bloque constituyeron el Partido Socialista de los Trabajadores. El acto público de su congreso fundacional congregó a 3.500 asistentes y el Partido superó el medio millar de militantes” (44).
Aunque el bloque socialista colombiano había sido fundado en 1972, solo hasta 1977 aparece el Partido Socialista de los Trabajadores, PST. Como consecuencia de la expulsión de Ricardo Sánchez, este se divide para formar, por una parte, el PST de tendencia bolchevique de Moreno en la USEC, y el Partido Socialista Revolucionario, PSR (de los expulsados, incluidos Sánchez y Socorro Ramírez), en 1978. Este último se fusiona con la Liga Comunista Revolucionaria para crear en 1978 el PSR mientras el LCR se une con el PST para formar la Unidad Obrera Socialista. Estas facciones lucharon contra López Michelsen y Julio Cesar Turbay por emitir una legislación en contra de la subversión guerrillera y el terrorismo obrero. También contra el MAS, el MRN, la Triple A, coordinados por departamentos de inteligencia militar (D-2) y (E-2) y por la XX Brigada.
Respecto del papel de Moreno en este panorama, Carrasco y Cuello afirman: “Pronto el PST colombiano se sumó al PST argentino para construir la corriente internacional. Sus dirigentes participaron de la elaboración de la política y algunos, como Eduardo (sic), Kemel George, Camilo González, Jaime Galarza, Ricardo Sánchez y otros, viajarían al extranjero, incluso a la Argentina, a ayudar en la construcción de los partidos”.
Lo importante de la presencia de Moreno en Colombia es que impulsó el trotskismo que se había venido consolidando desde la IV Internacional y en consecuencia el internacionalismo en la Izquierda latinoamericana: “En 1976, Moreno fundó en Bogotá la Tendencia Bolchevique, convertida dos años después en Fracción, para disputar la conducción de la Cuarta. La Fracción Bolchevique de Moreno agrupó el ochenta por ciento de las fuerzas que, dentro del SU, se habían opuesto a la desviación guerrillera y ultraizquierdista. El SWP sólo pudo quedarse con la minoría restante” (44). Así, bajo la coordinación de Moreno se iniciaron acciones internacionales con impacto político y mediático como el apoyo a la revolución sandinista en Nicaragua.
La Brigada Simón Bolívar
Moreno impulsó la formación de la Brigada Simón Bolívar, con la idea de combatir junto al FSLN (Frente Sandinista de Liberación Nacional) en la lucha contra Anastasio Somoza Debayle. “La Brigada Simón Bolívar reunió un frente único de voluntarios, bajo la dirección de los trotskistas.” Tal estrategia se resolvió de la manera más inesperada, pues como consecuencia del artículo “Necesitase gente”, de Daniel Samper (El Tiempo, 17 de junio de 1979), reproduciendo el llamado del PST y de la FB, las oficinas del PST se llenaron de voluntarios, muchos de los cuales provenían de otros países. Para Carrasco y Cuello:
“Se anotaron 1.500. Una comisión les tomaba los datos; otra, hacía la revisión médica; y otra dirigía el entrenamiento militar en los cerros que rodean a la capital colombiana. Mientras tanto, los artistas donaban obras y los sindicatos recolectaban dinero, comida y medicamentos. Y la FB iniciaba un reclutamiento de voluntarios en diversos países de Latinoamérica. Los argentinos Miguel Sorans y Nora Ciapponi y los colombianos Kemel George y Camilo González asumieron el mando de la Brigada.
Sobre tales pautas:
“Un grupo de la misma entró a combatir en Nicaragua, en el Frente Sur, bajo las órdenes del comandante sandinista Edén Pastora, el mismo que años después desertó y se convirtió en jefe “contra”. Allí, la Brigada tuvo tres bajas mortales. Otro grupo de los brigadistas partió de Costa Rica y tomó el puerto nicaragüense de Bluefields, arrebatándoselo a los somocistas. El 19 de julio de 1979, la Brigada entró triunfalmente a Managua, recibida por el pueblo y por el sandinismo.”
Para los biógrafos de Moreno y él mismo, la brigada de la que él mismo hizo parte ocupó, en efecto, la ciudad portuaria de Bluefields y enseguida promovió la conformación de sindicatos independientes del Gobierno. No obstante, respecto de la misma acción, algunos de sus colegas colombianos afirmaron que mal organizada y con pésimo armamento, esta Brigada nunca entró en combate. Según afirmaron aquellos, Moreno se apoderó de manera inapropiada de los fondos recaudados, y jamás se alineó políticamente con la dirección sandinista del FSLN. Lo primero puede vincularse con lo sucedido en el Perú con el Banco de Crédito de Miraflores; lo segundo con el destino de la revolución nicaraguense y sus relaciones con el trotskismo. Desde el punto de vista de Carrasco y Cuello:
“El semanario El Socialista, del PST colombiano, había llegado a vender casi 20.000 ejemplares semanales, con noticias directas del frente de guerra. En Bogotá, se había instalado un servicio de télex directo a Managua, mediante el cual Moreno discutía todos los pasos con Kemel, Camilo, Nora y Eduardo. Los sandinistas no quisieron seguir profundizando la revolución. No repitieron lo de Castro y el Che, cuando veinte años antes expropiaron a la burguesía y buscaron extender la revolución, sino que aceptaron el consejo del Castro de hoy: pactar con la burguesía y el imperialismo. Para los sandinistas, la Brigada cometió el pecado trotskista de llamar a que se avance al socialismo, de haber organizado más de 80 sindicatos en pocos días y de haber impulsado el armamento obrero y popular. Los brigadistas fueron detenidos, puestos en un avión y entregados a la policía panameña.” 45).
De tal modo, la cuestión de la Revolución sandinista ocupó un lugar central en las polémicas que desembocaron en la ruptura de Nahuel Moreno con Ernest Mandel. La mayoría del Secretariado Unificado de la Cuarta Internacional opinaba que la Brigada Simón Bolívar se tendría que haber incorporado al FSLN, conforme pedían los propios sandinistas. El apoyo de la mayoría de la dirección de la Cuarta a los sandinistas, llevó al alejamiento de Nahuel Moreno de la Cuarta Internacional.
Según informa El Socialista, años después, en un intercambio de cartas de Moreno con el dramaturgo y psiquiatra Eduardo Pavlovksy, aquel le resumía en estas pocas palabras las razones de la expulsión:
“Nosotros fuimos expulsados, torturados, censurados y presos en Nicaragua, al igual que otro partido de ultraizquierda [el Frente Obrero], por una simple razón: denunciamos que la política «realista» del sandinismo de llevarse bien con la burguesía, los terratenientes y el imperialismo sería fatal para el pueblo nicaragüense, y mucho más grave aun que hicieran gobierno con la gran burguesía. Nuestra política alternativa era muy simple: profundizar la revolución en Nicaragua y extenderla a todos los países centroamericanos que sufrían dictaduras atroces. Aun suponiendo que estuviéramos equivocados, se nos debió tratar democráticamente.” (Carta del 11/9/86, publicada en La Brigada Simón Bolívar, mayo 1999, de próxima reedición).
Desde tal perspectiva, en 1980 Nahuel Moreno escribió Actualización del programa de transición con la finalidad de servir de base para elaborar el programa de la Cuarta Internacional —Comité Internacional (CI–CI), organización surgida en 1980 como fusión de la corriente liderada por él— en esa época denominada Fracción Bolchevique (FB) —con el Comité de Reconstrucción de la Cuarta Internacional (CORCI) encabezado por Pierre Lambert. En este texto, Moreno plantea que Trotski se equivocó en algunos de los pronósticos del "Programa de Transición de la Cuarta Internacional". En respuesta a ello, presenta su teoría de las "revoluciones inconscientes" (o "revoluciones de febrero") y las "revoluciones conscientes" (o "revoluciones de octubre"). Desde su punto de vista, Trotski no habría otorgado la suficiente importancia a la cuestión de las revoluciones democráticas. “Teóricos de otras corrientes trotskistas han visto en estas afirmaciones un retorno a las posiciones mencheviques, combatidas por Trotski desde la formulación de su teoría de la revolución permanente, en 1906”.
Todo lo anterior está presente, de un modo u otro en El Innombrable. Sobre todo a la luz de un personaje que sufre sus propias limitaciones ideológicas y eventuales dolencias físicas. Moreno es un hombre como cualquier otro y no está exento de ellas. En un momento dado, la salud y la política no parecen avanzar de modo favorable para él. El corazón y las expectativas del triunfo del trotskismo en Francia surgieron como verdaderos problemas para el líder. “En Bogotá había sufrido su primer dolor fuerte de pecho. Pero el sueño (de ampliar el trotskismo al campo internacional) se esfumó rápidamente. En las elecciones de 1981 triunfó el socialdemócrata François Mitterrand, inaugurando un gobierno de frente popular, al servicio de la burguesía imperialista francesa. Lambert y la OCI tuvieron una política capituladora a ese gobierno. Todavía la mantienen” (50).
Así las cosas: “La LIT (CI) se fundó en Bogotá, en enero de 1982, para anudar el hilo histórico roto por Pablo en 1951, por Mandel y el SU en 1979 y por Lambert en 1981. En la fundación participaron, además de las fuerzas de la ex Fracción Bolchevique, las dos principales figuras públicas del lambertismo, los camaradas Napurí y Franceschi, y un pequeño pero importante grupo de trotskistas norteamericanos” (50).
Conforme a las previsiones de Moreno, y superando sus expectativas, el comunismo avanzó por la vía del trotskismo: “Finalmente, los delegados de los 18 partidos presentes aprobaron fundar la LIT (CI). Sin embargo, un tiempo después, se separaron el dirigente colombiano Camilo González y los camaradas italianos de la Liga Socialista Revolucionaria. [A pesar de esto,] Moreno tuvo la alegría, en 1986, en su último viaje a Europa, de reencontrarse con los italianos, que se acercan nuevamente a las filas de la LIT (CI)” (50).
Trotskismo, Moreno y Colombia en El Innombrable
Este es uno de los apartados de El Innombrable donde Moreno tiene una discusión con Margarita a propósito del contexto revolucionario de Colombia:
“…—Las guerrillas están al margen de la ley, Margarita. Actúan militarmente y por eso deben ser perseguidas y sancionadas por el Estado.
—Eso suena muy burgués, Hugo; es decir, muy... legal; y ojalá que las cosas fueran tan claras. La realidad es que mientras el Estado colombiano ha emprendido una guerra contra la subversión o el que llama terrorismo obrero, o en todo caso contra quienes se le oponen, concilia con los delincuentes, con narcotraficantes especialmente. López Michelsen es su amigo. No quiere legalidad sino dinero, sin importar de dónde venga y cómo se consiga. En definitiva, lo mismo de toda la vida.
—Eso no cambia el hecho de que la guerrilla sea ilegal. Esta revolución debe ser diferente.
—No creo. En este país estamos en una situación semejante a la de Nicaragua. El grupo Muerte a Secuestradores, el MAS; el Muerte a Revolucionarios del Nordeste, MRN: la Alianza Americana Anticomunista, nuestra Triple A; y el Batallón de Inteligencia y Contrainteligencia, BINCI, no se crearon justamente para defender los derechos humanos. Quienes van al monte saben de esto. En Argentina sucedió algo parecido. Y en México. En el continente entero se combate a la izquierda siguiendo las pautas de Washington” (El Innombrable, 236).
Moreno vuelve a Argentina
En 1982, Hugo Bressano Capacete, a. Nahuel Moreno, regresó a su país. En sus textos de esa época aseguraba que Argentina estaba viviendo una revolución democrática y que existía una situación revolucionaria a nivel mundial. En su país funda el MAS (Movimiento al Socialismo), organización que llegaría a tener importancia hacia fines de la década, logrando, mediante su participación en el frente electoral Izquierda Unida, la elección de Luis Zamora como diputado nacional. La influencia del MAS también fue notoria en el movimiento obrero y sindical de allí en adelante.
Por lo anterior y más, la figura de Hugo Bressano Capacete constituye una base ideológica para la conformación de El Innombrable. A través suyo, la novela pretendió, entrado el siglo XXI, evocar el ambiente revolucionario de los años 1970 en Colombia para sugerir la comparación de dos momentos políticos de su historia: las reformas liberales implantadas por Alfonso López Michelsen y las neoliberales de los gobiernos uribistas de los últimos veinte años. Durante todo ese tiempo la clase obrera, los trabajadores colombianos, las federaciones, los sindicatos, los grupos de presión y la minga indígena han realizado numerosos paros masivos y lo que jamás se denominó ni se ha denominado “huelgas nacionales” que con gran dificultad logran cambios en el sistema. Desde mi punto de vista, el Paro Cívico de 1977 se parece a las marchas de 2017 a 2019, tal como yo mismo las viví. En los dos momentos hitóricos esas fuerzas, y el comunismo y el trotskismo en particular, lograron reivindicaciones de clase. Poco a poco una multitud empobrecida va ocupando espacios que una élite oligárquica le ha negado históricamente. Es necesario hablar de revolución agraria, sindicatos independientes y, si es necesario, de insurrección. Años de acción armada en Colombia no han dejado espacio al desarrollo del pueblo que cada vez se expresa con mayor contundencia. La lucha, pacífica hasta donde sea posible, debe continuar a fin de asegurar derechos sociales.
Trabajos citados
Carrasco, Carmen y Hernán Félix Cuello. Nahuel Moreno. Esbozo biográfico. http://www.nahuelmoreno.org/esbozo-biografico_descarga.pdf
Diez, Rolo. El mejor y el peor de los tiempos. Cómo destruyeron al PRT-ERP. Buenos Aires, Nuestra América, 2010.
El Socialista. https://www.izquierdasocialista.org.ar/viejos_es/cgi-bin/elsocialista.cgi.php?es=141¬a=25
La Segovia. https://www.facebook.com/Lasegovialucha/
Liszt, Gabriela. “¿Quién fue Nahuel Moreno?” Izquierda. Diario.es. https://www.izquierdadiario.es/Quien-fue-Nahuel-Moreno
Moreno, Nahuel (1976): «¿Quiénes son presos políticos?». Avanzada Socialista. 8 de nov. 1976, n.º 170.
Trosky, Leon. “La situación mundial”. El capitalismo y sus crisis. Buenos Aires, Centro de Estudios, investigaciones y Publicaciones, 2008.