21 N, 21E, 21 F…: hacia una revolución social
El paro de Colombia, que debe encaminarse hacia una huelga general y a corto plazo a una revolución, constituye una esperanza para un sistema que se ha mantenido incólume por años. Fue convocado en octubre de 2019 por el Comando Nacional Unitario de trabajadores conformado por las Centrales CUT, CTC, CGT y CPC y a él se sumaron numerosas organizaciones sindicales, sociales, estudiantiles y políticas que reclaman sus derechos al gobierno[1]. “La historia del movimiento obrero del siglo XIX nos enseña hasta que punto la identidad de clase es una realidad construida, pacientemente forjada por los actores sociales, sobre la base de sus condiciones materiales sin duda, pero también de la movilización de referencias culturales, símbolos, sensibilidades políticas, formas de representación de diversa índole, así como de un sentido táctico innegable”, afirman Philippe Boudreau, René Charest, Hubert Forcier y Fanny Theurillat-Cloutier, activistas sindicales en Quebec, Canadá[2].
Desde este punto de vista, el paro de Colombia es el resultado de una historia de exclusión y opresión que ha provocado una identidad de clase: los oprimidos. El Virreinato de la Nueva Granada nació como un fortín militar de la España imperial con una élite blanca que luego de la “Independencia” pervivió en perjuicio de los más humildes. “A contracorriente, queremos advertir que estas fechas no son más que expresiones rituales de las acomodaticias historiografías oficiales, cargadas de efemérides, de falsos héroes, mártires, próceres y caudillos, que tergiversan la auténtica historia de nuestros pueblos, al presentar como realización del ideal de la democracia el encumbramiento a sangre y fuego de las oligarquías”, afirma Julio César Carrión Castro, profesor de la Universidad del Tolima[3]. Lo único moderno desde entonces ha sido la acumulación de capital en unas cuantas familias que venían de ser rentistas en la Colonia y continuaron siéndolo hasta la actualidad. En Colombia, la propiedad oligárquica sobre la tierra (“El 1% de las fincas de mayor tamaño tienen en su poder el 81% de toda la tierra colombiana”[4]), la conservación de inmensas fincas ganaderas e improductivas[5], la economía extractiva de metales y luego hidrocarburos se han mantenido sin transformaciones substanciales. “Los datos del último censo agropecuario (2016) muestran que el 0,1% de las explotaciones agropecuarias tiene más de 2.000 hectáreas y controla el 60% de la tierra, mientras que el 81% de las explotaciones tiene un promedio de solo 2 hectáreas y ocupa menos del 5% de la tierra. Pese a esta evidencia, el gobierno Duque (2018–2022), enemigo de los acuerdos de paz, ha bloqueado, entre otros, el capítulo de desarrollo rural”, afirma Libardo Sarmiento Anzola[6]. Así, según el economista británico James Robinson, “El Estado está cooptado por las élites, muy lejos de la sociedad, y la sociedad está fragmentada y se integra al Estado de una manera muy clientelista, lo cual hace que sea muy difícil cambiar las cosas, porque está muy arraigado y ha sido así desde la Colonia” [7].
En efecto, esas élites herederas de un sistema arcaico, alejadas de la sociedad, dominan el Estado a su antojo y, bajo la dinámica de la violencia y la muerte, negocios marginales han surgido como un intento de equilibrar por lo bajo un sistema anacrónico de exclusiones. El contrabandeo, el trapicheo y el moderno narcotráfico se han consolidado en medio del Estado injusto e ineficiente. Por eso, desde Venezuela, María Fernanda Barreto denuncia que el gobierno de Duque ha terminado por ser, ante todo, un gobierno de mafias colombianas, de las más enquistadas y las nuevas, que han acabado por definir la condición misma de este Estado[8].
A un acumulado de pérfidas administraciones y grupos mafiosos y paramilitares de antigua y actual prosapia, se agrega la acción nefasta de una burocracia internacional –FMI, OCD, OMS, OEA, ONU— dominada por los imperios, sobre todo el norteamericano, que hace la vista gorda al problema y no planta talanquera alguna a las injusticias colombianas. Por el contrario, cohonesta con sus más repudiables vicios. La idea de que Colombia es una democracia liberal parece sustraer el país de cualquier análisis serio o intervención diplomática. Esa ficticia condición se sustenta en el hecho ya globalmente admitido de que el capital es más importante que las personas y quienes sigan esta premisa hacen parte del “orden”. De tal modo, el éxito económico como objetivo social define la vida de los ciudadanos, aun cuando más del 60 % vive en pobreza extrema y siete de cada diez adultos mayores se muera de hambre. La constante asumida de que el Estado está al servicio de los ricos, la idea de que la democracia se encuentra en constante perfeccionamiento y la moral del ¡Sálvese quien pueda! se han instalado en el alma de buena parte de los colombianos que sufren de una educación mediocre y el imperio de medios de comunicación al servicio de los grupos económicos.
En este marco histórico lamentable, poco espacio ha habido para la libertad individual y por ende para los movimientos sociales con justas reivindicaciones. Los poquísimos que se han presentado han sido sofocados militarmente y los más concurridos han sido ahogados tanto por las élites militarizadas como por el pueblo mismo, identificado a menudo con los intereses dominantes. En Colombia, la acción de los grupos progresistas de Europa o los movimientos anarquistas poco eco han tenido pues no ha habido terreno ideológicamente abonado para eso. Los movimientos precursores de la independencia, la insurrección de Los Comuneros (1781)[9], el motín popular de 1893 en Bogotá (una primera manifestación de anarquismo en Colombia[10]), el Motín del Pan del 23 de enero de 1875, también en Bogotá, y más cerca, el Bogotazo o el paro cívico nacional del 14 de septiembre de 1977, cuando fungía como presidente el lamentable Alfonso López Michelsen, no constituyen una tradición revolucionaria reconocida por el pueblo. Solo algunos grupos de excluidos, grupúsculos de clase media inconformes, intelectuales renegados o perseguidos, profesores y estudiantes de la más disímil condición han ido fortaleciendo el antiguo espíritu libertario. De esta minoría consciente han surgido estas manifestaciones populares y una voluntad de revolución.
Paradójicamente, algunos sacerdotes impulsan el espíritu de la libertad pues hacen del cristianismo un motor de cambio. Son la excepción, claro, y, a menudo, en lugares apartados de la geografía nacional avanzan en su anhelo por mejorar la calidad de vida de los colombianos. Si a mediados del siglo XIX Manuel Ancízar exaltó la labor de estos quijotes en Santander o Antioquia, hoy por hoy se debe reconocer su carácter de individuos ungidos de un espíritu progresista nacido de su simple voluntad. Lo mismo que sucedió con la Teología de la liberación identificada con el marxismo en los años sesenta y setenta del siglos pasado. Aunque la Iglesia ortodoxa ha rechazado estas expresiones singulares de la fe y desde los púlpitos dominantes impone la manera oficial de entender la religión como formalidades y ritos, el cristianismo progresista busca con estos agentes sus caminos.
Distinta es la acción de las iglesias protestantes que se han enquistado en los barrios o en los campos respondiendo a la lógica económica que desde Estados Unidos se ha impulsado a fin de dominar el subcontinente. Estas iglesias ordenan a sus devotos participar en política a fin de asegurar el triunfo de las visiones más reaccionarias de la sociedad: poder centralizado, jerarquías establecidas, roles sexuales bien definidos y, en últimas, el aseguramiento de un antiguo régimen de exclusión, clasismo y patriarcado. El ataque sistemático de los evangélicos a las reivindicaciones de los derechos de las mujeres[11], el desconocimiento de la población homosexual o la oposición a prácticas como el aborto y la eutanasia aseguran desde sus plateas el mantenimiento del statu quo feudal. La biblia se hace entonces un arma que se esgrime sobre lo más menesterosos asegurándoles que Dios está de su lado.
En general, el ambiente revolucionario de Colombia se inscribe dentro de los movimientos sociales de todo el mundo: Ecuador (contra de las medidas económicas de Lenin Moreno), Hong Kong, Chile, Uruguay o España, entre otros países, que demuestran el agotamiento mismo de un modelo económico. La gente está cansada de trabajar para los ricos de siempre, de ser explotada día a día en trabajos de mierda, con sueldos de miseria, mediocres servicios públicos y mínima atención médica. La indignación por el costoso tiquete de metro en Chile o por las medidas del FMI no son más que representaciones de ese cansancio. Los jóvenes de todo el mundo, los estudiantes, los que no ven futuro más que en su propia esclavitud son los que salen a la calle a manifestarse.
Los indignados del 21 N, 21 F y siguientes tienen reivindicaciones muy concretas: contra la reforma laboral (que busca disminuir el salario mínimo y pagar por horas precarizando a la población); contra la reforma pensional (que elimina la pensión como derecho de todos los trabajadores, pues, entre otras cosas Duque propone subir aportes a pensiones del 16% al 20%, y Sarmiento Angulo y el Sindicato Antioqueño, que son dueños de Porvenir y Protección, quieren que Colpensiones se acabe para tener más afiliados y que aumente la edad de pensión[12]); contra el “Holding” financiero (que elimina el control del Estado sobre buena parte de las empresas y que el proyecto de ley presentado el mismo 25 de noviembre busca que las empresas públicas más grandes de Colombia quedan fusionadas[13]); contra la corrupción (palabra que podría cubrir todos los problemas pero que aquí se concretó a la perdida billonaria de fondos del Estado); contra la reforma tributaria (que rebaja los impuestos a las multinacionales y los aumenta para la clase media); y contra el llamado “tarifazo nacional”, que busca gravar a los ciudadanos para rescatar a entidades como Electricaribe, que se la robaron impunemente. Todo esto no es poca cosa, aunque resulta incomprensible para una élite al margen del pueblo o ciudadanos embebidos en el uribismo como religión.
A lo anterior debe sumarse el incumplimiento de los acuerdos por parte del gobierno con las FARC, y con Fecode, con los estudiantes (en el Congreso se propuso que con el presupuesto de las universidades públicas del Presupuesto General de la Nación con el cual se pagarían demandas de Estado y este adefesio llegó a votarse), las comunidades indígenas[14] o afrodescendientes. La Universidad pública aún espera la “inyección” económica que ofreció Duque el año pasado 2018 y que respondió a las grandes movilizaciones de ese año en las cuales participaron estudiantes y profesores[15].
En síntesis, son muchas las cosas a denunciar: la indignación por llamados “falsos positivos”, que no son más que crímenes de Estado para lograr prebendas los militares (que tienden a repetirse); por los líderes sociales asesinados; por un millón de hectáreas deforestadas en solo dos años, entre otros. Eso sobre la base de que en Colombia, “... la estigmatización histórica a la pobreza y el recurso al clasismo para volver enemigo a los desamparados fue la vergonzosa arma utilizada por el gobierno local y nacional para dividir a la movilización”, afirma María Luisa Rodríguez Peñaranda, Profesora asociada de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Colombia en su evaluación de las marchas del 21 N[16].
Hechos coyunturales de gran trascendencia social fueron la chispa de estas manifestaciones: los menores de edad bombardeados por el Ejército en el departamento de Caquetá[17] (que según Cambio 16 de 1993 hacen parte ya de una tradición); o los hechos ocurridos en el resguardo de Tacueyó donde grupos armados le quitaron la vida a cinco comuneros, incluida la Autoridad Ne’h Wesx Cristina Taquinas Bautista y cinco personas más. Las 126 autoridades tradicionales del Consejo Regional Indígena del Cauca CRIC, y la guardia indígena como defensores de la vida y la armonía del territorio, rechazaron lo ocurrido[18]. Como consecuencia de estos hechos, entre otros (que demostraron su incompetencia), renunció el mercader ministro de defensa, Guillermo Botero, uno de los pocos dueños de agencias de vigilancia[19] a principios de noviembre de 2019. Su gestión había sido desastrosa, pero, además, absolutamente antidemocrática. Con el fin de evitar los efectos indudables del 21 N, las fuerzas armadas a su mando (y luego su reemplazo) han utilizado estrategias de terrorismo de Estado: infiltrarse en las marchas[20]; “gasear a la población [21]; realizar allanamientos ilegales[22]; militarizar las ciudades[23]; difundir falsas noticias e informar de los movimientos sociales a partir del trillado “vandalismo” de los manifestantes (que resultó una falacia en su mayoría) y planear ataques sistemáticos contra las residencias en las ciudades con vándalos pagados a propósito[24]. La cantidad de abusos del ESMAD los coleccionó la gente y pueden verificarse, entre otras fuentes, en una página “administrada desde Irlanda”[25]. “Durante el paro se realizaron 872 detenciones arbitrarias e ilegales; 62 casos de tratos crueles e inhumanos, 412 personas lesionadas y un líder estudiantil asesinado”, advierte Change.org. Excepto algunas dignas excepciones, los medios de comunicación brillaron por su parcialidad. La insistencia en el tal vandalismo –que en buena parte era de infiltrados del Estado— invisibilizó las exigencias de los manifestantes. “... el ESMAD ha actuado fuera de la ley, viola los derechos fundamentales y se constituye en un perpetrador que profundiza el conflicto social”, afirmó Juan Carlos Amador, profesor de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas de Bogotá-Colombia[26]. La monumental manifestación estudiantil por el desmonte de este ESMAD de septiembre de 2019 tuvo gran éxito y provocó algo tan terrible para el país como la muerte de Dilan Cruz. El conflicto llegó a niveles tan graves que entre los soldados hubo solidaridad con el paro[27] y el joven Brandon Cely Páez se suicidó por sus contradicciones con el batallón que representaba. Estas son sus palabras:
“Aquí ha habido muchas injusticias con nosotros, cosas que tenemos que callar y agachar la cabeza. Hoy un cuadro señaló que yo era de izquierda extremista, siendo él de derecha extrema. Entonces me señalaron a mí como un disociado. Para salvaguardar mi bienestar, salí de la base lo que acarrea en la Justicia Penal Militar de 2 a 3 años de cárcel por delito de deserción. No me han dejado más opción que grabar este vídeo para protestar y apoyar a los estudiantes y los invito a todos para que pelen. Peleen por nuestra educación”[28].
¡Este es otro fruto siniestro del estado militarista que tenemos! Y la situación no parece cambiar. Desde 1948 en Costa Rica se han invertido en otros frentes sociales como la educación los recursos económicos y humanos liberados por la eliminación del ejército y el artículo 310 de la Reforma Constitucional de 1994 de Panamá estableció que “La República de Panamá no tendrá ejército”. ¡Qué buen ejemplo serían estos países para Colombia!
Cacerolazos en las ciudades y hasta entre los empleados del congreso de la república[29] se sumaron a la indignación nacional. Todos los que sufren el peso de ese absurdo sistema que no ve interés en otra cosa que no sean el dinero y la “rentabilidad” se manifiestan de este modo. Aquellos que defienden esta absurda lógica son los privilegiados de este sistema o los que creen que detrás de todo esta el Comunismo, el Castrochavismo, Sao Paulo o una conspiración internacional. En realidad, es la realidad terrible de la explotación la que explica la crisis. El neoliberalismo quiere a la gente como mercancía, negociable y desechable con el uso. Quienes sufren sus vejámenes saben más de esto que cualquiera. Y son la mayoría. Por eso, las masas son las únicas que pueden transformar esta lógica. Quienes se aprovechan de ellas piden soluciones militaristas. Arguyen que es el “odio” el origen de todo y se debe defender el “orden”. En realidad es la absurda consciencia de supremacía de una élite y la búsqueda del éxito en sus negocios los que han provocado la crisis. Hablan desde su vil comodidad.
En su excelente ensayo "El espíritu de rebelión" (1914), Piotr Kropotkin concluye respecto de una situación muy parecida:
“En estas épocas, la Revolución se impone y llega a ser una necesidad social; la situación es una situación revolucionaria.
Cuando estudiamos en nuestros mejores historiadores la génesis y el desarrollo de los grandes sucesos revolucionarios nos encontramos normalmente bajo este título: “Las causas de la Revolución”, un cuadro conmovedor de la situación en la víspera de los acontecimientos. La miseria del pueblo, la inseguridad general, las medidas vejatorias del gobierno, los odiosos escándalos que muestran los grandes vicios de la sociedad, las ideas nuevas buscando hacerse sitio y chocando contra la incapacidad de los secuaces del antiguo régimen; nada falta. Contemplando este cuadro, se llega a la convicción de que la Revolución era en efecto inevitable, que no había otra salida que la vía de los actos insurreccionales”.
¡Adelante manifestantes de todo el mundo! ¡Todos debemos denunciar la necesaria muerte de este sistema!
[1] http://viva.org.co/cajavirtual/svc0660/articulo03.html?fbclid=IwAR0mHi4Ww8b9-E-FIVCuUkyCoSUA99lAUH7mMemOCjMYVlrACeQGbE5CUMo
[2] . http://www.sinpermiso.info/textos/el-movimiento-sindical-debe-reconstruir-la-identidad-de-clase?fbclid=IwAR3IrDRzk3NaO9YzT9CRY6Ly5CnJqXCaV5mBR6m5dEOljahSeXB9M0nHBbI
[3]En "La “democracia” que hemos heredado", del Semanario Virtual Caja de Herramientas http://viva.org.co/cajavirtual/svc0646/articulo07.html?fbclid=IwAR3KicOkHvKwTjXCBfQDydt6XRht7ymDmEYXwDsaRTN5ortcr9pALGg0we0
[4] https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10156070545231227&set=pcb.10156070560041227&type=3&theater
[5] https://www.facebook.com/jvasprilla/videos/10157176550649177/UzpfSTEwMDAwNjQxNTM4OTA0NToyNjI4NDc2MDMwNzA5NTUx/?id=100006415389045
[6] "Bases económicas para una Segunda República", de Libardo Sarmiento Anzola, publicado en "Semanario Virtual Caja de Herramientas" - Edición 645. http://viva.org.co/cajavirtual/svc0645/articulo03.html?fbclid=IwAR0yTnZANbEyP5ouLPeR5Anfn2wNNXnstDNOxeiM3quVaHu-8CQ1XEiHdJE#_ftn1
[7] (https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-50577978?fbclid=IwAR0aDPnV4Tkkr76frnH0wfkkuwE6gpnXVVkuwHTJestFJqNfqrLzooQcwqU).
[8] https://www.youtube.com/watch?v=HGAH5tPi-Xk&feature=youtu.be&fbclid=IwAR1IJNtAVMCWL-xRnxpfNR79LJVWmVvg1uSiB-n__fTyT_pR-45gzjVcgxc (la exaltación de Fidel Castro, no le quita validez alguna a sus palabras).
[9] http://viva.org.co/cajavirtual/svc0645/articulo03.html?fbclid=IwAR0yTnZANbEyP5ouLPeR5Anfn2wNNXnstDNOxeiM3quVaHu-8CQ1XEiHdJE#_ftn1
[10] Analizado en mi artículo "La Comuna de Bogotá de 1893" incluido en mi pagina personal.
[11] (https://www.youtube.com/watch?reload=9&v=6YqX0S0qpAs&fbclid=IwAR3X6VS3LBIwzYWshlDXo50wGRCrqI1btn8ZALY9XT3JSjCcUfA0Th8unog)
[12] https://www.facebook.com/WilsonAriasC/videos/1371007693068195/UzpfSTEwMDAwNjQxNTM4OTA0NToyNTg1NjcyOTI0OTg5ODYy/?id=100006415389045)
[13] https://www.youtube.com/watch?v=OyojCQCYHKs&feature=youtu.be&fbclid=IwAR1AlQMgMkswkXSAuu5x4sOB0oaliBRVoa5a1IWBcqF0-nRQO6_9aaGGBUI
[14] https://www.eltiempo.com/unidad-investigativa/cuantos-indigenas-asesinan-cada-dia-en-colombia-428886?fbclid=IwAR3XaTLKyV4VTI1gBQLJtBF3Qf6dKPvACATqZgzNACy1ENajvlObv1YCiHo
[15] https://www.facebook.com/lecuentolau/videos/368695920497470/UzpfSTEwMDAwNjQxNTM4OTA0NToyNTA3MDc4MDM2MTgyNjg1/?id=100006415389045
[16] http://www.sinpermiso.info/textos/las-marchas-del-21n-en-colombia-analisis-en-tres-pasos?fbclid=IwAR2VrMDs5urAjNPwYt3vVbXNyV-86Fcnk76zHCOHX9_o8AY2ZIx_7y--pF8
[17] https://www.pulzo.com/nacion/3-ninos-sobrevivientes-bombardeado-caqueta-fueron-rematados-noticias-PP798062?fbclid=IwAR3CvAQw0sCqpuQh0VWD4qqzPxyduYM8SyQt-0Yxx5m4iRgUVSzIHPCJ6B8
[18] https://www.cric-colombia.org/portal/cric-rechaza-la-masacre-perpetrada-por-grupos-armandos-a-la-autoridad-nej-wesx-de-tacueyo-y-a-la-guardia-indigena/
[19] https://www.youtube.com/watch?v=SmR8Hal-aQk&feature=youtu.be&fbclid=IwAR00Yx-NlD6Dx5hL6BxoHOp9UIqEm5anTufgaIzzhZ1vnV1RfRIJ2bdfie8
[20] (https://www.bluradio.com/nacion/versiones-encontradas-en-policia-por-investigacion-uniformados-por-presunta-infiltracion-en-marchas-228254-ie5826373)
[21] (https://www.elespectador.com/noticias/bogota/punta-de-gases-dispersaron-cacerolazo-en-la-plaza-de-bolivar-articulo-892417?fbclid=IwAR3skt8NI03M7r5TFHOAnpMddTcIjeT9dmWOvIvP5xfmHPkXI3FmO-usYDA
[22] (https://noticias.canal1.com.co/nacional/promotores-del-paro-del-21n-denuncian-allanamientos-arbitrarios-en-varias-ciudades-del-pais/?fbclid=IwAR1-oTdbrCkIwryr5GfphXwWq4A8vyQc4Jt4wjv0-lE8sN0tvTl6B62P56I
[23] (https://www.pulzo.com/nacion/militares-patrullan-calles-vispera-paro-21-noviembre-PP801717?fbclid=IwAR2dlXp0zS2b_-crWADF2aoyRuC0eVBQGDA47jHpviJeFc93px4TlKqmQsg
[25] http://www.libertadypensamiento.com/2017/04/pagina-abusos-de-policias-colombianos.html?m=1&fbclid=IwAR2euM_-cqmT8V2KlQuw6XBBE3SdCKa9lqM6XITn3ta3-LXF86Hquxv6-3Q
[26] en este artículo: "Derecho a la protesta y desmonte del ESMAD" (http://viva.org.co/cajavirtual/svc0654/articulo02.html?fbclid=IwAR0u7d5n0YFL7UHkoZXMP3oaT8cBxdGd8d0xUaS77jcrq6PdZhCQNmBgg5g
[27] https://www.las2orillas.co/viva-el-hpta-paro-el-soldado-que-se-le-rebelo-a-duque-video/
[28] https://www.minuto30.com/en-video-joven-soldado-se-grabo-apoyando-el-paro-nacional-y-posteriormente-se-quito-la-vida/926729/?fbclid=IwAR2gcq-5q6M6iGgqknAeU29SyZNyb8u01DbpAPa6EQazeeQVwa5roT1F8bA
[29] https://www.facebook.com/SergioFARComun/videos/1042977489377887/UzpfSTEwMDAwNjQxNTM4OTA0NToyNjI4NDMwNzQ0MDQ3NDEz/?id=100006415389045